martes, 11 de noviembre de 2014

A lo Nacional

Estamos habituados a oír que ganar de atrás o sobre la hora es hacerlo “a lo Peñarol”. Sin embargo no se trata de una verdad revelada como muchos pretenden, sino de una operación de marketing. Y el marketing, la publicidad, todos lo sabemos, se apoyan en la mentira.
La mejor manera de responder a esa “verdad revelada” es con datos concretos y contundentes.
Desde que existe el clásico entre Nacional y Peñarol, los aurinegros lograron 21 victorias remontando un resultado adverso. Su primera vez fue el 25 de diciembre de 1921 por el Campeonato Uruguayo: 2 a 1 con goles de Terevinto y Piendibene. Su última vez el 26 de noviembre de 2006, también por el campeonato uruguayo: 4 a 1 con goles de Vigneri, Delorte y Arévalo Ríos en dos oportunidades.


Nacional dio vuelta clásicos en 30 oportunidades, casi un 50% más que su tradicional rival. Su primera vez fue el 1º de mayo de 1915, por el campeonato uruguayo: 2 a 1 con goles de Porte y Brachi. La última, la del pasado domingo, también por el campeonato uruguayo, con goles de Sebastián Fernández y Recoba.
Si se pone atención a las fechas además de a la cantidad de remontadas, se comprueba que, también en este rubro, Nacional es el primero y el más grande.
Por otro lado, la victoria tricolor del domingo 9 de noviembre de 2014 pasará a la más rica historia del fútbol uruguayo, por ser la primera vez (y hasta ahora única, claro) que en un clásico un equipo consigue dar vuelta un resultado adverso con dos goles convertidos en el tiempo adicional: 91’ y 95’.
A lo largo de un siglo de clásicos, la remontada más similar a esta excepcional es también tricolor, y se produjo el 2 de marzo de 1971, por la Copa Libertadores: 2 a 1 con goles de Artime (86’), y Mujica (93’).
Así que, bolsilludos de todas partes del país y del mundo… cuando un familiar o amigo carbonero se refiera a alguna hazaña de este tipo y la califique “a lo Peñarol”, les sugiero sonreír con benevolencia y recordarles estos fríos números, que como siempre ocurre con ellos (los números), no mienten.


Para ver la lista completa de remontadas de ambos rivales clásicos, hacé click aquí

lunes, 30 de junio de 2014

Los dueños de la pelota

Cuando perdimos con Costa Rica, mi hermano Yamandú me preguntó: ¿cuál es el verdadero Uruguay, este tan parecido al de años atrás, o el de Sudáfrica? No fue una pregunta dirigida a mí, sino a los Dioses, a la Historia, a alguna Entidad que pudiera dar luz al respecto. Pero me dejó rumiando todo este tiempo, mientras se desarrollaba esta extraordinaria tragedia en cuatro actos: sorpresiva derrota inicial, el regreso del héroe y de la victoria, una nueva victoria pero con la pérdida del héroe para siempre, y la derrota final.

Tras la eliminación ante Colombia, Tabárez declaró que “esto” era a lo que Uruguay podía jugar. Y no se refirió exclusivamente a ese partido y ni siquiera a su proceso de ocho años: aseguró, casi como un desafío hacia el futuro, que sólo a “esto” es a lo que podemos jugar. ¿Y qué es “esto”? Según el propio Tabárez, “esto” es no dejar jugar al rival, disputar los partidos con el cuchillo entre los dientes y forzar un error que nos permita ganar “a la uruguaya”. Desde 2010 hasta acá, la mayoría de los periodistas deportivos uruguayos han repetido con orgullo que Uruguay consiguió el 4º puesto sin haber tenido nunca mayor posesión de pelota que su rival, como si eso fuera un mérito o un certificado LATU de calidad “a la uruguaya”.
¿De dónde sacaron que eso es “jugar a la uruguaya”?

Los que vivieron aquellos tiempos, cuentan que los campeones de 1924, 1928 y 1930 jugaban muy bien al fútbol y eran los mejores en el mundo. Sabemos que en 1924 la selección celeste causó en Francia una sensación similar a la que provocó Holanda cincuenta años después en Alemania.
El equipo de 1950 tuvo garra para derrotar a Brasil en Brasil, pero aquellos finalistas eran muy parejos entre sí, ninguno era claramente superior al otro. En ese contexto de paridad, el de personalidad más fuerte, el de mayor convicción, se impuso. Pero es bueno recordar que el legendario comentarista César L. Gallardo, apenas terminada la final en Maracaná, no dijo que Uruguay hubiese ganado por la garra de Obdulio Varela, sino porque Uruguay tenía al Robben de la época, Ghiggia, puntero imparable y goleador. O sea, se ganaba jugando al fútbol.

Yo siempre tomo el mundial de 1974 como el inicio del fútbol moderno. Hasta 1970 la táctica y la estrategia quedaban opacadas por el talento individual. Fue, lo que podríamos llamar, la época romántica del fútbol, dominada por Brasil, Uruguay e Italia, y testigo de la irrupción de Alemania como una cuarta potencia.
El primer mundial que vi con comprensión del juego fue precisamente el de 1974. Y después de la tristeza y vergüenza de ver a diez uruguayos correr 90 minutos detrás de la pelota que diez tipos vestidos de naranja hacían circular para adelante, para atrás, para los costados, como nunca se había visto jamás hacer a nadie hasta entonces, y donde cada jugada terminaba con el gran Mazurkiewicz atajando la mayor cantidad de pelotas que jamás en su vida profesional tuvo que atajar, después de esa amargura, me transformé en admirador del fútbol de Holanda y lloré cuando perdió la final contra los locales.
Ese fue el inicio de la era actual del fútbol, que incorporó conceptos desconocidos hasta entonces: dinámica, movilidad, descubrimiento y utilización de espacios, bloques defensivos y ofensivos, transiciones, etc. Conceptos que implican un elaborado plan de juego en equipo, e intérpretes (futbolistas) con técnica e inteligencia.
Desde que esa evolución comenzó, desde 1974 hasta 2006, se disputaron 9 Copas del mundo. A las de 1978, 1982, 1994, 1998 y 2006 Uruguay no pudo clasificar. En 1974 no pasó la fase de grupos, con 1 empate y 2 derrotas; en 1986 y 1990 pasó la fase de grupos como mejor tercero y perdió en octavos (entre ambos torneos ganó 1 partido -contra Corea con gol en la hora-, empató 3 y perdió 4); en 2002 no pasó la fase de grupos, con 2 empates y 1 derrota. Un resumen de 1 victoria, 6 empates y 7 derrotas a lo largo de 32 años. 9 goles a favor y 24 en contra.

Son estos números elocuentes los que explican la pregunta casi desesperada de Yamandú: ¿qué Uruguay somos, el de esos 32 años, o el del cuarto puesto en Sudáfrica?
Yo creo que el Uruguay de esos 32 años de frustraciones es el mismo de estos 8 últimos años con cuarto puesto en 2010 y entre los mejores 16 del mundo en 2014. Es el mismo Uruguay que, según Tabárez, debe contentarse con minimizar las virtudes del rival y esperar agazapado a que se le presente una oportunidad para golpear. Ese Uruguay del que la mayoría de los periodistas deportivos dice con orgullo que salió 4º tras jugar 7 partidos sin tener nunca la posesión de la pelota.

Yo pregunto: ¿a quién que haya jugado alguna vez a la pelota (porque de eso se trata el fútbol, de jugar a la pelota), le gusta correr detrás de ella, mientras los demás juegan con ella? ¿A qué niño le gusta que lo agarren de “monito”? ¿Qué jugador -profesional o no- en el mundo, prefiere correr como un imbécil detrás de la pelota, en lugar de tenerla, acariciarla, pisarla, disfrutarla, y compartirla con sus compañeros de equipo? Tenemos jugadores que saben jugar muy bien a la pelota. ¿Por qué utilizarlos casi exclusivamente para correr detrás de ella? ¿Por qué esa imagen repetida de nuestros temibles delanteros desgastándose más de una hora corriendo a los defensas rivales?
Una de las razones por las que el fútbol es tan apasionante es porque no necesariamente gana el mejor. Pero el mejor suele ganar más veces que el peor. Un equipo puede ganar jugando peor una vez, dos veces, hasta tres… pero no siete. No siempre te va a pasar que Gyan erre el penal en la hora, o que Gerrard habilite a Suárez mientras te apedrean el rancho.
Mientras haya gente como Tabárez que piense que el destino del futbolista uruguayo es correr detrás de la pelota que mueven mejor nuestros rivales, mientras eso pase, la regla serán los 32 años de frustraciones, y la insólita excepción el 4º puesto de Sudáfrica.

Pero no son todos palos para Tabárez. Tabárez diseñó un plan de trabajo que obligaba a que la selección estuviera por encima de los intereses de los clubes, que hubiese un proyecto único de selección en todas sus categorías, que hubiese un “perfil” del jugador de selección, para el cual no sólo cuenta su destreza, sino también su profesionalismo, inteligencia y compromiso grupal. Haber logrado eso es un mérito enorme de Tabárez. Y gracias a ello, Uruguay mejoró notoriamente su competitividad.
También es mérito suyo y de otros técnicos de su estilo, comprender que no podemos intercambiar golpes con rivales superiores sino que debemos defendernos y contragolpear. Está bien, pero a juzgar por cómo jugamos, ¿todos nuestros rivales son superiores? Porque siempre jugamos a defendernos y al contragolpe…

La personalidad del futbolista uruguayo es insuperable. Hay selecciones -pocas- que pueden tener tanta personalidad como nosotros, pero no más. Esa personalidad y nuestra rica historia, que nos permite legítimamente sentirnos campeones y herederos de campeones, nos otorga una ventaja enorme sobre otros países. Pero si no somos capaces de tener la pelota, de disfrutarla, de jugar con ella, esa personalidad y ese linaje no alcanzan. Yo creo que los grandes futbolistas que vienen de sus exitosos equipos europeos para ponerse la celeste son héroes nacionales. Porque la verdad, con la mano en el pecho, hay que tener amor por la camiseta para salir a la cancha a ser el monito de los rivales, partido tras partido, a escuchar el ole de la tribuna, con los dientes apretados y la esperanza de que se te presente esa única oportunidad para sacarte toda la bronca de encima gritando un gol. Después de todo, al fútbol hay que jugarlo, no sufrirlo. Y estos cracks nuestros están acostumbrados a jugarlo y jugarlo bien. No hay por qué pedirles que sufran. Y encima decirles que será así para siempre jamás, que ese es el camino, que eso es a lo único a lo que puede jugar Uruguay. Por favor…

La razón porque les escribo esto, es porque me preocupa de verdad el simplismo con el que se está manejando esta eliminación. El “caso Suárez” y las victorias ante Inglaterra e Italia, nos dan un pretexto fabuloso para barrer debajo de la alfombra y creer que está todo bien. Y lo que yo creo es que mientras nuestros jugadores entren a una cancha de fútbol para correr detrás de la pelota, mientras nuestros grandes delanteros deban gastar sus energías persiguiendo rivales, mientras eso suceda, la cosa no está nada bien, y no habrá garra que alcance. Y quiero creer que si de a poco logramos que los uruguayos, los consumidores de fútbol en Uruguay, tomamos conciencia de que lo primero y más importante es respetar a la pelota, tratarla bien, tal vez ayudemos a que los atrofiados mentales que dominan el fútbol uruguayo, empiecen a comprender que no se puede jugar a la pelota, sin la pelota.

Escribo esto porque el “caso Suárez” y las victorias ante Inglaterra e Italia nos dan un pretexto fabuloso para barrer debajo de la alfombra, decir que perdimos por culpa de la FIFA y que con nosotros está todo bien. Y yo creo que la cosa no está nada bien.
Ninguno de nosotros tenemos la posibilidad de cambiar el fútbol uruguayo. Pero al menos podemos tomar conciencia de cuáles son nuestras verdaderas limitaciones, hablar con nuestros amigos para hacérselas ver a ellos, publicar en la web lo que verdaderamente nos pasa. Desde hace cuarenta años, quienes dirigen el fútbol uruguayo creen mayoritariamente que nuestro único modo de competir es cediendo la pelota al rival y esperar por una oportunidad propicia para convertir. Por favor, ¡volvamos a ser los dueños de la pelota! Si de a poco todos vamos comprendiendo que nuestros enemigos no son la FIFA ni las conspiraciones mundiales, sino que nuestro principal problema es que estamos peleados con la pelota, tal vez de a poco logremos que los atrofiados mentales que gobiernan el fútbol uruguayo comprendan que no se puede jugar a la pelota, sin la pelota.


jueves, 23 de enero de 2014

Luis Suárez no jugará la Copa del mundo


En las últimas horas la justicia uruguaya procesó sin prisión al futbolista Luis Suárez por el delito continuado de alarma pública.

miércoles, 22 de enero de 2014

La injusticia cansa. Sobre el último clásico de verano

Desde hace mucho tengo la convicción de vivir en un país hipócrita. Y la hipocresía es, como sabemos, una de las formas más repugnantes de la injusticia.
Los uruguayos en el exilio extrañan a su “paisito” con sus relaciones más humanas y solidarias, pero la realidad nos dice que cuando un uruguayo retorna del exterior, es recibido por sus coterráneos -a excepción de familiares y amigos cercanos, claro está- con una mezcla de desconfianza, temor y envidia, y, ante todo, rencor. Nos decimos liberales y abiertos, pero la realidad nos muestra racistas y machistas. Etcétera.
Una de las facetas de esa hipocresía es la forma “políticamente correcta” de ser. No decir lo que se piensa, sino lo conveniente para no herir a nadie. Contemporizar, verbo uruguayo por excelencia. Pero tan sólo en el plano verbal. En el de las acciones, la moneda corriente es “acomoda a tus amigos y excluye a tus enemigos”.

foto: Diario El País
Una pequeña muestra de esa forma de ser “políticamente correcta” es la que usan los periodistas de fútbol cuando se refieren a “Nacional y Peñarol, Peñarol y Nacional”. Y como este es un blog de fútbol, a ella me voy a referir.
Aunque casi todos sabemos de quiénes son hinchas cada uno, y aunque en todo partido de

sábado, 14 de diciembre de 2013

Quiénes pueden ganar el Mundial

Me encantan los pronósticos.
Me seducen el riesgo y la convicción íntima de poder comprender, interpretar y predecir un cosmos, por pequeño e insignificante que sea.
En este caso un macro cosmos, la Copa del mundo, nada menos.

Brasil es el candidato natural a ganar esta Copa.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Las chances de Uruguay

En estos días he hablado con varios amigos sobre el grupo que le tocó a Uruguay. Charla nada original, por cierto.
No sé ustedes, pero yo me he topado con dos posiciones antagónicas. Hay quienes ya nos ven eliminados, y otros que miran al grupo con simpatía.


Entre estos últimos me he encontrado con opiniones del tipo “Uruguay juega mejor cuanto más difícil sea el rival”. Y entre los primeros la opinión más ilustrativa fue la de un amigo que me mandó por mail la música de la vieja serie “Misión imposible” -aunque cabe señalar que se trata de un uruguayo típico que antes del partido en Jordania vaticinaba golpes y expulsiones, temiendo una deshonrosa eliminación. 

sábado, 7 de diciembre de 2013

El triunfo del azar... o de la injusticia

Y llegó el día…
Conocemos quiénes se enfrentarán entre sí durante la “fase campeonato” de Brasil 2014 y podemos especular sobre los posibles choques desde octavos de final en adelante. Y con eso tenemos tema -ustedes y yo (espero sus colaboraciones)- para varios artículos de aquí al 12 de junio, cuando Brasil y Croacia hagan rodar la pelota en San Pablo.
Mi artículo “Una construcción de series a laaltura de nuestras expectativas” concluía así: “el 6 de diciembre asistiremos, una vez más, a un sorteo que legalizará inequidades”.
Recordemos el modelo propuesto para armar las series sin sorteo y da acuerdo al ranking FIFA: