Durante años, aquí en Uruguay, denostamos en forma casi
unánime el ranking de la FIFA.
Ironizábamos sobre el contraste que había entre el dichoso
ranking y la realidad.
Una de esas “realidades” tenía que ver con las deshonrosas
ubicaciones que según él tenía nuestra selección en el concierto mundial.
Sin embargo, la realidad de las Copas del mundo (¿habrá algo más real?) se cansó de darle la
razón, para bronca nuestra, a la FIFA.
Al mundial de 1994 no clasificamos. Al de 1998 tampoco. Al
de 2002 sí, y quedamos eliminados en primera fase. Al de 2006 tampoco fuimos.
¿Qué puesto honroso pretendíamos tener?
Ahora el ranking de la FIFA nos sonríe. Hasta lo observamos
con cariño. Y tanta fortuna hemos tenido, que justo ahora que estamos sextos, a
la FIFA se le ocurre que los primeros siete del ranking sean cabezas de serie
junto al país organizador. (Pero ese es tema de otro artículo).
Yo creo que es hora de hablar del ranking de la FIFA en
serio. Y no atenderlo o despreciarlo según los vaivenes de la competición nos
favorezcan o no.
¿Qué criterios utiliza este ranking? Simples y claros.
1.
Las competiciones en las confederaciones de
Europa y Sudamérica son las de mayor jerarquía y por lo tanto reciben el mayor
puntaje.