Me encantan los
pronósticos.
Me seducen el
riesgo y la convicción íntima de poder comprender, interpretar y predecir un
cosmos, por pequeño e insignificante que sea.
En este caso un
macro cosmos, la Copa del mundo, nada menos.
Brasil es el
candidato natural a ganar esta Copa.
Los campeones de 1994
lo fueron sin apelación, con un Romario insoportable. Los de 2002 tienen la
mancha de haber protagonizado la primera definición por penales de la historia,
pero levantaron la Copa sin despeinarse y con un Ronaldo apenas en forma.
En los otros
mundiales, casi nunca Brasil fue humillado por su verdugo, como sí le ha
sucedido a los otros tres grandes, Alemania, Italia y Argentina.
En 2010 perdieron
un partido incomprensible ante Holanda; en 2006 los eliminó Francia en un
partido cerrado; en 1990 perdieron otro partido imposible por una genialidad de
Maradona; en 1986 otra vez Francia -su gran verdugo- por penales; en 1982 en
otro partido imposible, se necesitaron tres goles de Paolo Rossi; en 1978
Argentina por diferencia de goles, en una recordada y dudosa definición en la
que los locales le propinaron, con los resultados vistos, 6 goles a un Perú ya
eliminado, pero Brasil terminó tercero e invicto aquel mundial.
Sólo en la
recordada final de 1998 0-3 ante el local Francia, y 0-2 en 1974 ante la
“Holanda mecánica”, sólo esas dos veces, Brasil perdió bien, sin levante,
superado por un equipo mejor.
O sea. Brasil es
candidato siempre, en cualquier continente. Son tantos los jugadores creativos
que tiene, y están tan compenetrados con un sistema de juego que conocen desde
antes de nacer, que siempre, en cualquier circunstancia, es el rival a vencer.
Y si encima son locales…
Quiero añadir un
breve comentario sobre el mencionado sistema táctico brasileño, y sobre su
actual DT.
Desde que se acabó
el fútbol romántico, desde 1974, Brasil juega 4-4-2.
No le importó el
largo reinado del 4-4-3, ni los conservadores 5-3-2 o 3-5-2, ni el atrevido
3-4-3, ni el contemporáneo 4-2-3-1.
¿Por qué Brasil
juega 4-4-2? Simple. Porque tiene un montón de volantes creativos (los “10”), y
porque tienen el secreto de Estado de la fábrica
del lateral perfecto.
Desde que Holanda
reinventó el fútbol y se acabaron las posiciones fijas, Brasil comprendió que
con sus laterales no necesitaría más punteros. Hasta punteros extraordinarios como
Robinho deben dejar de serlo, si quieren tener un lugar en la selección.
¿Pero por qué
4-4-2, y sobre todo, qué tipo de 4-4-2?
Los 4 volantes de
Brasil son casi siempre dos tácticos, rudos, ordenados, que cubren las espaldas
de los laterales, y dos creativos que hacen jugar a los demás. Los dos
delanteros, uno por afuera y otro casi siempre goleador, junto a los dos
volantes creativos y los dos laterales, le aseguran una fuerza ofensiva de seis
jugadores de enorme categoría. Cambian los técnicos, cambian los jugadores,
pero Brasil, básicamente, siempre juega igual.
Y hablando de
técnicos, es hora de hablar de Felipao.
Yo no veo al
individuo como uno de los grandes DT del mundo. Pero tiene tres atributos
importantísimos: no pretende ser más estrella que los jugadores, tiene
muchísimo mostrador, y es campeón del mundo.
Esto último es
clave.
El mayor enemigo que
va a enfrentar Brasil es la presión de ser campeón. Si Brasil es tan grande es
porque esa presión la tiene cada cuatro años, y ya sabemos cómo se las arregla
con ella.
Pero esto es
distinto. Acá tienen que ser campeones sí o sí. Y si no lo son, quien pagará el
más alto precio no será Neymar -salvo que erre un penal en la final- sino su
DT. Y esa presión sólo puede bancarla un tipo que ya salió campeón, a quien
aunque pierda, nadie podrá quitarle lo que ganó en la cancha.
Por todo eso
Felipao es una buena elección.
Con Felipao detrás
de la línea de cal, con Neymar dentro, con el poderío de siempre, y jugando en
su casa, Brasil es el favorito. ¿Quién más podría serlo?
Hay un par más sin
embargo.
Tengo la sensación
de que este será el mundial de Argentina. Messi juega a una cosa distinta, que
sólo él conoce, y que no comparte con nadie más. Lo acompañan tres jugadores
del más alto nivel: Di María, Higuaín y Agüero. Ese póker de ases -como le
llaman algunos periodistas argentinos- está sostenido por la solvencia de
Mascherano y Gago.
Los detractores de
este equipazo dicen que su defensa es floja. Pero Sabella, que no tiene un pelo
de tonto, viene trabajando en eso desde que agarró a esta selección. Y sabe que
sólo necesita cuatro tipos que muerdan a los rivales. Del resto se encargan los
otros seis.
Argentina tiene
además un fixture perfecto, que le permitirá ir aceitando su línea de cuatro de Aquiles mientras gana
su grupo sin sobresaltos. Y salvo que en octavos se cruce con Francia, recién
en cuartos tendrá un rival exigente con Rusia o Portugal.
O sea que estará en
semifinales sin haber enfrentado a ningún candidato. Demasiado hándicap para
una selección tan poderosa.
Si Brasil es el
candidato, Argentina es el enemigo.
Y atención: el
fixture nos permite ilusionarlos con la soñada final Brasil – Argentina.
Alemania es el
tercero en discordia.
Veinticuatro años
sin ganar un mundial es demasiado tiempo para el europeo más pesado.
Desde 1966 a la
fecha, Alemania estuvo siempre entre las mejores 8 selecciones de cada mundial
y ganó las de 1974 y 1990. Y en los últimos tiempos la está mirando desde muy
cerca: en 2002 finalista, y semifinalista en 2006 y 2010. Alemania está al
acecho; como lo estuvo en 1982 y 1986, y acabó ganándola en 1990.
Ninguna de las
grandes selecciones europeas tiene más chances que Alemania en este mundial. En
2010 fue superada sin atenuantes por España. Pero los jugadores de esta
Alemania de ahora, ya supieron lo que era golear a Barcelona y a Real Madrid en
la Liga de Campeones 2013. Aprendieron la lección. Y eso es lo más peligroso a
la hora de enfrentarlos.
De todos modos es
el tercero, debajo de los dos candidatos sudamericanos en una Copa que se
disputa en Sudamérica. A quienes, probablemente, tendría que derrotar
sucesivamente en semifinales y final, para ser el mejor. Una durísima prueba,
aún para los teutones.
España, Holanda,
Italia, Portugal, Inglaterra, Francia, Rusia… están señaladas para hacer un
gran mundial y está claro que pueden ganarle al más pintado. Pero si hablamos
de pronósticos, a ninguna imagino levantando la copa.
A pesar de lo bien
que juega, a Chile lo mató el sorteo y no podrá con los dos monstruos -España y
Holanda- que le tocaron en el grupo. Una de las mayores injusticias del modus
operandi de la FIFA.
Colombia está en
condiciones de hacer un gran mundial, pero tampoco levantará la Copa.
¿Y Uruguay?
Si es por nuestro
volumen de juego, no podríamos pasar la primera fase. Pero el fútbol es más
complejo que eso. Y además del rubro personalidad en el que destacamos, este
Uruguay tiene un atributo estrictamente futbolístico que no tuvo ninguna otra
selección que yo haya visto. Suárez y Cavani son dos de los más grandes
goleadores del mundo y encima se complementan. A nadie le hace gracia enfrentar
a un equipo duro, valiente, tenaz, y que cuando se suelta tiene dos animales
salvajes hambrientos de red adversaria.
Uruguay no es
candidato. Pero para mí es el único que puede ser considerado como tal, luego
de los tres mencionados antes. Para seguir con los términos turfísticos, Uruguay
puede ser la sorpresa.
Claro, falta mucho.
En estos meses pueden quebrar a Messi, mutilar a Neymar o poner una bomba en el
avión de la selección alemana.
Pero esperemos que
nada de eso ocurra, porque esta Copa promete ser mejor que cualquiera que hayamos visto antes.
Y de ser así, estos
son mis candidatos.
Fe de erratas, gracias a la atenta lectura del seguidor Luis, que me las marcó vía mail.
ResponderEliminar1) Cuando al hablar del sistema táctico de Brasil, menciono "el largo reinado del 4-4-3", evidentemente debí decir 4-3-3.
2) Esta errata es más grave. La selección brasileña que se consagró campeona con la mancha de protagonizar la primera definición por penales en una final, no fue la de 2002, que derrotó 2 a 0 a Alemania, sino la de 1994, tras empatar 0 a 0 con Italia.
Daniel.
Sólo para destacar el extraordinario momento de Suárez. Hablando con un amigo que trabaja en deportes de Televisión Española, me comentaba que Suárez tiene la misma virtud de Messi, que no consiste en aprovechar oportunidades de gol, sino en inventarlas, en crearlas donde nadie más las puede ver. Esto viene a cuento de que seguramente para los ingleses "el Pistolero" sea lo más parecido al Cuco que pueda haber. Definitivamente, los tipos no deben estar nada contentos de tener que enfrentarnos. Otra curiosidad, hablando en plata (literalmente y de acuerdo a los sueldos que cobran) la dupla Suárez-Cavani es la segunda del Mundial, sólo detrás de Messi-Agüero.
ResponderEliminarRafael García